«¿Me compro la PlayStation 4 o la Xbox One?». Esta dichosa pregunta me la han hecho trescientos millones de veces en las últimas semanas. Bueno, tal vez no hayan sido tantas, pero el cansino interrogante ya me tiene un poco hasta las narices. Es como cuando oyes a la marujona de turno preguntarle a un pobre niño con cara de asustado «¿Y tú eres más de papá o de mamá?».

¡EL NIÑO ESTÁ ASUSTADO SEÑORA! ¿NO LO VE? Pues lo mismo se puede aplicar a la preguntita de marras, aunque en este caso más que miedo uno tiene la sensación de que la gente piensa que eres un adivino. Lo curioso del asunto es que eso ya te lo preguntaban hace semanas, cuando ni tan siquiera habías probado ninguna de las dos plataformas más allá de las ferias o eventos de rigor y durante unas pocas horas. ¿Qué queréis? ¿Milagros?

Ahora un servidor ya las tiene las dos, las está probando y sigues probándolas, pero sigo sin saber si soy de papá o de mamá por la sencilla razón de que apenas llevas unos días con ellas. Los milagros, a Lourdes.

Por ahora lo que sí os digo, cansinos y pesados preguntadores, es que ambas, la Xbox One y la PlayStation 4 son tan alucinantes que no tengo palabras para describirlas. ¿Con cual me quedo? Por ahora con ambas. Ya veremos más adelante…